viernes, 2 de julio de 2010

El peor enemigo de la Iglesia no es la persecución


Efectivamente, esta maana me di una vuelta por Zenit, que ha resultado muy provechosa, les recomiento también la homilía de Benedicto XVI: el peor enemigo de la Iglesia no es la persecución

Cito las muy actuales palabras del Papa (para aquellos que viven quejándose se lo malos que son "los otros" y sufren de un victimismo crónico; ojalá que las palabras del Papa los ayude a reflexionar), pero recomiendo la lectura completa de la prédica que es corta:

El mayor daño, de hecho, lo padece ésta de lo que contamina la fe y la vida cristiana de sus miembros y de sus comunidades, erosionando la integridad del Cuerpo místico, debilitando su capacidad de profecía y de testimonio, empañando la belleza de su rostro. Esta realidad está atestiguada ya por el epistolario paulino. La Primera Carta a los Corintios, por ejemplo, responde precisamente a algunos problemas de divisiones, de incoherencias, de infidelidades al Evangelio que amenazan seriamente a la Iglesia. Pero también la Segunda Carta a Timoteo – de la que hemos escuchado un pasaje – habla de los peligros de los “últimos tiempos”, identificándolos con actitudes negativas que pertenecen al mundo y que pueden contagiar a la comunidad cristiana: egoísmo, vanidad, orgullo, apego al dinero, etc. (cfr 3,1-5). La conclusión del Apóstol es determinante: los hombres que operan el mal – escribe – "no irán lejos, porque su insensatez se pondrá de manifiesto como la de aquellos” (3,9). Hay por tanto una garantía de libertad asegurada por Dios a la Iglesia, libertad tanto de los lazos materiales que buscan impedir o coartar su misión, como de los males espirituales y morales, que pueden erosionar la autenticidad y la credibilidad.


No hay comentarios: