lunes, 31 de octubre de 2011

No a la inflación - el banco central no es una impresora de dinero

Continuando con la entrevista en DLF ¿Qué hacer con España e Italia? Hay que considerar que Markus Kerber, el entrevistado que hoy trabaja para la asociación de empresarios, trabajó hasta el verano de este ano, para el ministro Schäuble.

El problema principal de la Comunidad Europea de su incapacidad para superar los trastornos que se suceden desde hace varios años: el distanciamiento de la competitividad entre el norte y el sur.

Francia desempeña un papel crucial en este contexto. Francia no está dispuesta a admitir que está mentalmente del lado de los países del sur. Sus finanzas públicas son un desastre total. Francia tiene, sin razón alguna, la triple A, que es la calificación más alta. La interrogante de la que verdaderamente depende el destino es: ¿qué pasa si Francia cae en el torbellino de las legítimas dudas del mercado? ¿Será Francia capaz de pagar sus deudas? En ese caso, la amistad franco-alemana, se hallará una vez más bajo gran presión.

Los franceses tienen una comprensión muy diferente de la función del Banco Central Europeo. Ellos piensan que es una máquina de imprimir dinero. Nosotros, los alemanes lo vemos desde un punto de vista económico y comercial. Francia está muy abierta cuestión a (aceptar) la inflación; no es, en lo más mínimo (...), se cree que se puede regular la inflación. En consecuencia, veo en la pareja franco-alemana entre Sarkozy y Merkel en un futuro previsible, la cuestión acerca de si los alemanes son lo que dicen ser, o si pueden abandonar lo que dicen defender y simplemente dejarse caer para el lado francés.


Yo, personalmente, estoy a favor de la autonomía del Banco central, de la no-politización del mismo y pienso que la inflación es un gran mal (uno verdadero crimen en contra de la población) y que no se debe aceptar bajo ninguna circunstancia.

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Von daher ist das Kernproblem in der Europäischen Gemeinschaft ihre Unfähigkeit, die Schlüsse zu ziehen aus den Verwerfungen, die sich seit einigen Jahren eingestellt haben, das heißt, des Auseinanderdriftens der Wettbewerbsfähigkeit zwischen Norden und Süden. Die entscheidende Rolle im Zusammenhang spielt Frankreich. Denn Frankreich ist nicht bereit zuzugestehen, dass es mental auf der Seite der Südländer steht und seine öffentlichen Finanzen sich in einer totalen Unordnung befinden. Frankreich hat Triple A, also die beste Note, völlig zu unrecht. Die einzige Fragestellung, die dann wirklich schicksalhaft sein wird: Was passiert, wenn Frankreich in den Strudel der berechtigten Marktzweifel kommt, ob Frankreich in der Lage sein wird, seine Schulden zurückzuzahlen. Dann wird die deutsch-französische Freundschaft wieder einmal stark belastet. Die Franzosen haben ein ganz anderes Verständnis von der Rolle der Europäischen Zentralbank. Sie meinen, es wäre eine Gelddruckmaschine, und wir Deutschen sähen das als etwas zu ökonomisch und kaufmännisch, und die Frage, beziehungsweise das Postulat nach Inflation wird hier in Frankreich sehr offen gestellt. Es wird überhaupt nicht mehr der Tabu, der deutsche Tabu einer inflationsflexibleren Bewältigung der Probleme aufgeworfen, sondern man ist der Meinung, man kann das mit Inflation regeln. Von daher sehe ich im deutsch-französischen Paar zwischen Herrn Sarkozy und Frau Merkel in absehbarer Zeit die Frage aufkommen, ob die Deutschen zu dem stehen, wofür sie stehen, oder ob sie nur noch eins können: Umfallen.

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