Peligra la mayoría de la canciller en el Bundestag ante la aprobación del nuevo paraguas o la extensión del paraguas y la nueva ayuda para Grecia. En todo caso, si los partidos de la coalición de gobierno no lograran esta mayoría (hoy lunes, es improbable que no la logren y Rösler asegurar que sí la alcanzarán), cuentan con la ayuda de los partidos de oposición (social demócratas y Verdes, que fueron los que recibieron a Grecia en la Zona euro con los brazos abiertos, y los ojos cerrados, a sabiendas de que las cifras griegas no podían ser correctas).
Esto último podría quebrar la coalición y ser el fin del gobierno. La posición exigiría nuevas elecciones; se duda si Merkel convocaría o no. Yo creo que no, Merkel no es Schröder. Pero nada es seguro, tendremos que esperar el fallo del Tribunal constitucional, sobre la ayuda a Grecia, del día miércoles.
No se puede decir sin más que quienes han criticado la extensión de la ayuda alemana de 122 mil millones a 253 mil millones sean anti-europeos. Muy por el contrario. No se puede comprometer la Europa del futuro por intentar salvar la insalvable situación actual.
A finde de la semana pasada -fue tema el fin de semana- supimos que Grecia no puede, es incapaz, no está en condiciones de implementar el programa de reformas sociales y económicas exigidas por los acreedores. La llamada troica (FMI, BCE y UE) abandonó la semana pasada el país, en senal de disgusto, debido a que el gobierno griego promete, pero no cumple.
Por otra parte, y ante el peligro de la caída de más estados de la Zona euro, Trichet advierte el fin de semana a Italia que debe ahorrar. Lo que al gobierno italiano parece que no le gusta mucho. Tremonti exige a Alemania los eurobonos, en circunstancias que Italia no ha hecho nada para salir de la crisis por sus propios medios, lo que está en condiciones de hacer. Pero es más fácil ayusar a otros de "malos europeos".
Por otra parte, los países noreuropeos (especialmente Finlandia) están cada vez menos dispuestos a abrir la billetera para pagar las deudas de los sudeuropeos. Especialmente si no muestran disposición alguna a reformar, como es el caso de Grecia e Italia. Que prometen y prometen; pero, como dijo Westerwelle, en el General Anzeiger, el fin de semana, lo que necesitamos es que Grecia cumpla y no sólo hable, que a las palabras, sigan las acciones.
Según el plan de ayuda a Grecia, la economía de este país debería haber decrecido, el 2011 sólo en un 2,6%. Sin embargo, las últimas cifras del mismo gobierno griego hablan de -5%. Estamos ante una situación dramática. El déficit fiscal debería haber llegado al 7,6%; sin embargo, según el mismo gobierno griego llega ya al 8%. La troica calcula un 8,6 y expertos de bancos extranjeros, temen que subirá a más del 9% del PIB.
El problema radica en que el gobierno griego no tiene fuerza, ni voluntad para hacer cumplir los objetivos, ya que, dentro del aparato estatal, hay influyentes personajes que impiden toda reforma. Es sintomático que el mismo ministro encargado de las reformas al aparato estatal, Dimitris Reppas, manifieste abiertamente que "el gobierno debe oponerse al capitalismo, al libre mercado, que destruye la sociedad". El mismo ministro se nuega a bajar el alto sueldo de los funcionarios públicos griegos y a privatizar las muchas empresas estatales.
Se dice que la troika exigió al ministro griego Venizelos (que ha es considerado como "la esperanza griega") que recortara el presupuesto estatal para este ano, en 1,7 mil millones de euro, lo que habría rechazado. Y esta habría sido la razón puntual para que la troika abandonara anticipamente el país del sur. Se comenta que "el gobierno griego piensa que le darán el dinero sin importar lo que haga", sin embargo, esto no es así, cada vez cuesta más explicarlo a los contribuyentes de los países "donantes".
Una evaluación del último informe del Ministerio de hacienda griego muestra que los empleados de más de 17 grandes empresas estatales, que trabajan a pérdida, perciben n promedio de € 3.250 al mes, lo que es el doble de los salarios que ganarían en el sector privado griego.
Que un estado así no es saludable y no puede sobrevivir es algo evidente. Lo que no me parece evidente es que esta incapacidad deba ser eternamente financiada por los demás.