Agradezco la foto del rey Abd Allah ibn Husayn a
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Avi Primor decía ayer en su charla, en la Kreuzkirche (Iglesia de la Cruz) en Bonn, que un diplomático israelí de la primera hora le contó que él había participado en las primeras conversaciones de paz con el abuelo del actual rey de Jordania que, igual que él, se llamaba Abdala. Pese a ser muy joven, lo habían incluido en la delegación de Israel por sus estudios sobre el mundo árabe y su conocimiento de ese idioma.
Abdala negociaba de noche -en lo oculto- con los israelíes y, era costubre que, en medio de la noche, invitara a todos a comer. Era una especie de ritual. En una ocasión, se acercó al joven israelí, le golpeó la espalda amistosamente y le preguntó su opinión sobre las conversaciones de paz. El entonces joven judío, le contestó con una pregunta: por qué lo hacía, por qué negociaba la paz con ellos.
El rey se rió y le respondió: "Después de la noche, viene el día y después del día, viene la noche; después de la guerra, viene la paz y después de la paz, viene la guerra". Y así, sucesivamente.
Primor hace ver -muy acertadamente- que las profecías no se cumplen por sí solas, sino que necesitan de la ayuda de los hombres. La paz -que negocian los diplomáticos- se firma entre gobiernos; pero para que no se repita la profesía de Abdala, se necesita a los hombres. Con esto, se refiere al pueblo, a la gente común y corriente. Para que la paz sea duradera, se necesita paz entre los hombres (echte Menschen).
Para esto, dice que fundaron una Escuela de estudios europeos, entre su universidad -la Universidad de Jerusalén- una universidad palestina y otra universidad jordana. Pero, por las circunstancias de la región, los estudiantes no pueden estudiar juntos. Esto lo llevó a buscar una universidad, en territorio neutral donde pudieran tener clases juntos. Y la Universidad de Düsseldorf les ofreció esta oportunidad. Realizan, desde hace cuatro anos, una universidad de verano en Düsseldorf.
Avi Primor cuenta que, al comienzo, los estudiantes están separados: los israelíes con los israelíes, palestinos con los palestinos y jordanos con jordanos. Pero al final del verano, ya se conocen, están muy compenetrados y buscan la forma de permanecer en contacto entre ellos. Sin embargo, dice que un verano es muy poco, los estudiantes tendrían que estar doce meses juntos.
Pienso que tiene toda la razón. Su iniciativa me parece estupenda. Dijo además que se trata de cooperación y no de confrotación (es una de mis frases preferidas). El trabajo conjunto requiere la paz... Y yo pienso que la paz requiere también del trabajo conjunto.
Sobre la guerra, sostiene -pensé en Steven Pinker, quien habla del tema desde otro punto de vista- que "no es la naturaleza humana la que ha cambiado, sino que su entendimiento" (nicht die Natur des Menschen hat sich geändert, sondern sein Verstand). Asimismo, hace ver -con razón- que "hoy en día es muy difícil hacer la guerra, porque nadie está solo en el mundo".
Nuestro autor comenzó su charla con una cita veterotestamentaria, con la cual, a su vez, también la terminó. Es otra profecía que, de alguna forma, se opone a la del rey Abdala, es la antigua profecía cristiana, que tiene más de dos mil anos, de acuerdo a la cual, "de las espadas se forjarán en arados" (del
cántico de Isaías: "De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra).
La foto es mía. Pese a que llegué media hora antes del inicio de la charla, la Iglesia están llenísima. Afortunadamente, abrieron el coro, donde nos pudimos sentar, en primera fila (tuve la suerte de que algnunos ninos me avisaran de que se podía subir;)