Hace algunos días, el 28 de noviembre, conmemoramos los 133 anos del nacimiento de Stefan Zweig. Por ello, querría traducir para Uds. lo que el autor austriaco cuenta en su libro "Die Welt von Gestern", al cual ya me he referido en este blog (ver
Zweig Stefan) sobre su viaje a Sudamérica, a un congreso del Pan Club pasando por la ciudad espanola de Vigo.
Ya exiliadio en Londres, tomó el barco (británico) hacia América, desde Southhampton. En principio, no pasarían por países que estuvieran en guerra. Cual no sería su sorpresa, cuando el barco atracó en Vigo y los pasajeros pudieron bajar por algunas horas.
Cuenta que, en ese verano de 1936, había explotado la guerra civil en Espana, que era, superficialmente sólo una disputa (Zwist) interna, entre nacionales de ese mismo país, que Zweig cataloga como "bello y trágico" a la vez.
Cuanta que "
Vigo se hallaba en las manos de la gente de Franco y estaba muy lejos del lugar de la guerra. Sin embargo, en esas pocas horas, pude ver algunas cosas. En la alcaldia, donde flameaba la bandera de Franco, estaban -generalmente, conducidos por sacerdotes- hombres jóvenes en ropas de campesino, en fila, que habían sido traídos desde los pueblos cercanos.
En un primer momento, no entendí qué pasaba con ellos. Eran trabajadores que se contrataba para algún trabajo de emergencia? Eran desempleados a los que se daba comida en ese lugar?
Después de un cuarto de hora, vi salir de la municipalidad a los mismos jóvenes ya transformados. Vestían relucientes uniformes nuevos, fusil y bayoneta, bajo el mando de oficiales, entraban a autos igualmente nuevos y relucientes en los que se alejaban rápidamente por las calles hacia afuera de la ciudad. Me estremecí.
Dónde ya había visto esto antes? En Italia primero y luego en Alemania".
Cuenta que en esos países, igualmente habían aparecido, de pronto esos relucientes nuevos uniformes, nuevos vehículos y nuevas armas. "
Y una vez más me pregunté: quién entrega, quién paga los nuevos uniformes. Quién organiza a estos hombres jóvenes y pobres (blutarm)...?" (pags. 450 y sgtes.).
Al leer estas líneas de Stefan Zweig hace tiempo, pensé más que en esa época -que la mayoría de nosotros no vivimos- en lo que se ve ahora en países o más bien en territorios del fundamentalismo islámico, donde no son sacerdotes católicos los que llevan a alistarse a los jóvenes, sino que imames los azuzan para que peleen una (falsa) guerra santa.
Lo mismo que entonces en Espana... Recuerdo que algunos espanoles que he conocido, me adivirtieron que la guerra civil (que, como anota Zweig, en realidad, era mucho más que una guerra interna) había sido la última de las Cruzadas... Claro, con ese discurso, llevaban a los jóvenes a luchar... Y si morían, creían que se irían al Cielo "para siempre, para siempre, para siempre"...
Lo mismo que les prometen ahora a los fundamentalistas islámicos (que de religiosos poco tienen): que morirán como mártires. En el Islam, tampoco se puede matar, ni a los otros musulmanes, ni tampoco a cristianos y judíos, conocidos como "gente del libro" y protegidos (dhimi). "Quienes matan a otros, no pueden ni oler el paraíso", dice alguna sura o ensenanza.
Asimismo, ellos no mueren como mártires, no mueren por su fe a manos de otros... pasivamente, sino que matan.
La voz Yihad aparece en el Corán 41 veces y significa lucha contra una/mismo/a, para vencer el egoísmo y las pasiones. Llamar a la guerra contra Occidente o contra los EEUU Yihad es una perversión. Las frases duras contra los no creyentes que aparecen en el Corán se refieren a la primera época de la expansión de Islam, hace ya bastantes siglos...
Perdonen este pequeno excurso teológico islámico. En realidad, quería hablar sólo de Stefan Zweig.