lunes, 23 de julio de 2007

El Mundial de fútbol y el baby-boom

Queridos amigos: me publicaron hoy la columna que, según mis cálculos, debía salir mañana en el diario.

La coloco ahora aquí y les agradezco sus comentarios en el mismo foro del diario.

La columna es:

El Mundial de fútbol y el baby-boom

4 comentarios:

LaLy dijo...

Dejo mi saludo, interesante blog

princess olie dijo...

Acabo de leerlo
y dejé mi opinión.
Lo menos que puedo decir
es lo preocupante que me parece
la implosión demográfica...
Y recuerdo que hace años
que el mundo se pregunta
si acaso los alemanes
se extinguirán como
los dinosaurios...

Abrazos, Martita:

princess olie

Javier Bazán Aguirre dijo...

Te copio el artículo de Mauricio Rojas: http://editorial.elmercurio.com/archives/2007/07/familia_e_inter.asp

"Mauricio Rojas
Diputado del Parlamento de Suecia

Volando de Madrid a Santiago pude leer acerca de la alarma que en Chile ha producido el constatar una tasa de fecundidad de sólo 1,9 hijos por mujer, es decir, por debajo del nivel que asegura el reemplazo generacional de la población. Una alarma semejante invita por cierto a la acción. Así pude enterarme de diversas proposiciones destinadas a incrementar la natalidad: bonos, créditos, subsidios e incluso la idea de "instalar a nivel país la maternidad como una responsabilidad social" o, con otras palabras, socializar la maternidad para lo cual, lógicamente, habrá que socializar la familia y validar una intromisión política creciente en las decisiones más íntimas de la pareja.

En otras palabras, unas pascuas para los "ingenieros sociales" de turno, deseosos, como siempre, de corregir las decisiones "erróneas" de los individuos y convertirlos en herramientas de un designio colectivo que ellos creen saber interpretar mejor que nadie.

Todo esto, viniendo de Suecia, no pudo dejar de inquietarme. Se trata del país que como ninguna otra democracia le ha permitido a su Estado intervenir en la vida de sus ciudadanos y donde, gracias a esa intervención, la familia terminó siendo pulverizada. No me fue difícil reconocer la retórica del intervencionismo ni, en particular, la oportunidad para lanzarlo, ya que la ofensiva contra la familia fue lanzada en Suecia justamente parapetándose en la alarma que la caída de la tasa de fertilidad produjo en los años 30 del siglo pasado.

Desde entonces la socialdemocracia y la tecnocracia del Estado Benefactor pusieron en marcha un dispositivo antifamilia de gran efectividad.

La familia pasó a ser definida como un bastión retrógrado que le impedía al Estado Benefactor "hacerle el bien" a sus súbditos y formar aquel "hombre nuevo" o ese "material humano mejorado" del que nos hablan los grandes ideólogos socialdemócratas de esos tiempos.

A partir de ese momento la socialdemocracia propone un "proyecto emancipatorio" del individuo respecto de todas aquellas lealtades, solidaridades y obligaciones interpersonales que constituyen el entramado mismo de la vida civil. El norte de ese proyecto fue una sociedad de individuos atomizados que, al haberse "liberado" de todo vínculo personal, no podían sino entregarse a la protección que el Estado Benefactor les ofrecía.

Se trata de un proyecto de extraordinaria fuerza, ya que invita a sacarse de encima una serie de responsabilidades y vínculos que, obviamente, tienen su costo y coartan nuestra libertad. Que el precio fuese, aparte de altísimos impuestos, darles un enorme poder a otros sobre nuestras vidas es algo que muchas veces no se advierte antes de que sea tarde.

Lo más irónico es que toda está intervención, tan llena de consecuencias, no afecta en absoluto aquello que se quería modificar, es decir, la cantidad de niños que cada mujer tiene. En esto la evidencia estadística sueca es concluyente. Para las mujeres nacidas desde 1900 hasta 1960 vemos que la fertilidad durante el total de su vida fértil prácticamente no varía, oscilando constantemente en torno a los dos niños por mujer. Por lo tanto, aquellos que quieren hacer que las mujeres tengan más hijos a través de diversos incentivos e intervenciones tienen un duro hueso que roer. Lo que sí varía, retrasándose notablemente durante los últimos 40 años, es cuándo la mujer tiene sus dos hijos.

Por todo ello debemos tomar la alarma actual con cierta alarma. No va a alterar el tema de la tasa de natalidad, pero sí puede abrir las compuertas de una manipulación estatal de nuestras vidas, cuyo horizonte es una sociedad de hombres libres para vivir, con la ayuda del Estado, su soledad.

(Investigador visitante de Libertad y Desarrollo)"

Marta Salazar dijo...

mil gracias querido Javier! excelente el artículo, como todo lo que sale de la pluma... teclado de Mauricio Rojas!