En la foto (es de la dpa, gracias), Cornelius van der M.
Un recolector de botellas vacías en Hamburgo. En otras palabras, un hombre pobre.
La madrugada del 1° de enero, un grupo de tres chicos (varones todos), que volvían a sus casas de una fiesta de año nuevo, lo vieron en la estación de un sector más o menos bueno de la ciudad, le gritaron "Penner", esto es vagabundo, mendigo, pordiosero.
Lo golpearon (con los pies y con botella en la cabeza), hasta dejarlo inconsciente. Y huyeron, porque creyeron que estaba muerto...
Después de varios días inconsciente, el jueves pasado, Cornelius despertó y pudo describir a sus agresores. La policía confeccionó un retrato hablado de uno de los jóvenes.
En un comienzo, se dijo que los chicos deberían ser extranjeros y que parecían Südländer, esto es, europeos del sur. Lo que habría sido echar más leña al fuego de la hoguera encendida por Roland Koch en Hessen.
En Hamburgo, como en Hessen, también habrá elecciones y la ciudad-estado hanseática también está en campaña electoral. Pero claro, el candidato de la CDU, Ole von Beust, es MUY distinto a Koch y, desde un comienzo, se distanció (en silencio, para no aparecer dividiendo al partido) de los dichos de Roland. Ole no sacaría provecho de una actuación delictiva así. La gran diferencia entre Ole y Roland es que el primero tiene más o menos asegurado un buen resultado electoral y Koch, no y cada día baja más en las encuestas.
Gracias al retrato hablado y a la población de Hamburgo, que abrió los ojos para encontrar a los delincuentes, hoy se acaba de saber que los tres niños que participaron en la acción criminal en contra del "vagabundo" son todos alemanes y que no tienen, en absoluto, ascendencia extranjera.
Estamos esperando que Koch diga algo sobre el tema...
Los autores del delito (a uno lo acusarán de cuasidelito de homicidio) tienen 15, 16 y 17 años.
Hoy escuchaba al papá de uno de los niños, quien se quejaba de que su hijo se le había escapado de las manos... y que no le hacía caso. Claro, cuando se pierde la auctoritas..., ver La auctoritas y la potestas Pero, no podemos juzgar a nadie (nunca): es evidente que hay muchos factores que inciden en que un joven no "escuche", ni obedezca a su papá.
Uno de ellos es el alcohol. Sí, los tres niños estaban "borrachos", ese día en que cometieron el delito y escaparon -dejando al Penner, como ellos despectivamente le llamaron, medio muerto. Ver Tomar / beber alcohol, hasta que llegue la ambulancia
Por otra parte, el gritar a una persona "vagabundo" mientras le pegan... eso también dice algo acerca de la escala de (des)valores de estos chicos. El desprecio hacia quien, por alguna razón, no ha tenido éxito material en la vida, puede conducir -o al menos ayudar- a este tipo de acciones criminales.
El respeto a la dignidad humana -de todos- es lo primero que hay que enseñar a los niños.
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