martes, 24 de abril de 2012

Francia, Francia...

Supongo que ya todos conocen los resultados de la elección presidencial del domingo en Francia:

François Hollande 28,63%
Nicolas Sarkozy: 27,18%
Marine Le Pen: 17,90%
Jean-Luc Mélenchon: 11,11%
François Bayrou: 9,13%

La primera conclusión (la escuché por primera vez el domingo de labios de Alexander Lambsdorff es: un tercio de los electores franceses votaron por partidos extremos y antieuropeos. Tiene razón, un tercio de los franceses se inclinó por partidos de la extrema derecha y de la extrema izquierda (trotzkysta). En otras palabras y como decían franceses en Twitter: Francia entró en el túnel del tiempo y regresó a 1936.

Si cae el gobierno de Sarkozy (probable), sería un gobierno más que se derrumba bajo el peso de la crisis de sobreendeumamiento de la Zona euro y de las medidas asoptadas en Europa para paliarla. Es la primera vez, en la V República que un presidente en ejercicio no obtiene la mayoría en la primera vuelta. Significativo...

Si bien es también cierto que, como dice la periodista Karin Ebensperger en un tweet sobre Sarkozy: su "estilo frívolo le pasó la cuenta".

En Alemania, las elecciones en Francia ha sido el tema más importante desde el domingo. Seguido por la crisis en el gobierno de Holanda, gracias a otro populista de extrema derecha islamófoba que no acepta las medidas de ahorro y austeridad y -desde ayer- de la crisis de gobierno en Praga, donde un escándalo de corrupción ha sido el detonante, pero la causa es, otra vez, la crisis y las medidas adoptadas.

Por su parte, en Berlín, el vocero de Merkel asegura que, si bien ella apoya a Sarkozy, trabajará estupendamente con todo otro presidente francés. Con eso, está todo dicho...

Otras voces desde Alemania, nos dicen "no temáis", Hollande es más bien de centro izquierda, un socialista al estilo de Jacques Delors. Y hacen ver que un gobierno de izquierda puede implementar más fácilmente políticas de reforma, por ej., del derecho laboral, ya que no tendrá a los sindicatos en su contra. Asimismo, se comentaba ayer en Twitter que los gobiernos "conservadores" en Francia habían tenido históricamente, un mayor déficit presupuestario que los socialistas. Por mi parte, sólo les puedo decir que es una leyenda sin fundamento que la derecha o conservadores europeos sean mejores administradores fiscales que la izquierda.

Hasta ahora, Hollande (ayer había cierta confusión de # en Twitter, ya que se confundía el nombre del candidato presidencial francés, con el del Holanda) aventaja a Sarkozy en las elecciones en 6 ó 7%. Y puede contar con los votos de Mélenchon.

Sin embargo, Sarkozy no puede contar sin más con los votos de Le Pen y de Bayrou. Si bien es cierto hasta ahora, con su populista retórica anti-Schengen, contribuyó a elevar los resultados de la extrema derecha, no se da por descontado que, por este mismo camino, gane los votos del Frente Nacional. Asimismo, la retórica populista, sólo puede espantar a los electores del Mouvement démocrate (MoDem) de François Bayrou. Desde el punto de vista táctico, difícil desafío.

Si Sarkozy logra ser elegido en segunda vuelta (difícil, mas no imposoble), tendrá que hacer concesiones a la extrema derecha de Le Pen. Lamentablemente. 
 
Por su parte, Hollande puede contar con los votos del Le Parti de Gauche, ya que sus miembros han llamado o a apoyarlo o a "des"elegir a Sarkozy, lo que, en definitiva, viene a ser lo mismo. 

Es probable que los mensajes provenientes de Sarkozy -y tal vez de Hollande- sean inspirados por los temas: autoridad (autoritarismo), proteccionismo y patriotismo económico... Me pregunto, con la tradición de Francia en estos temas... más aún. Por lo que he apreciado, la línea de la campaña electoral francesa es sumamente volátil, cambia cada día, según los temas del día y muchas veces, se contradice a sí misma. No es raro que, en un mismo discurso, un mismo candidato envíe mensajes contradictorios entre sí, sólo para ganarse el voto de grupos igualmente contrarios. Esto, dicho de manera elegante...



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