miércoles, 23 de mayo de 2012

La austeridad es dolorosa... pero es el único camino



Esta manana, @27tournelle nos recomendó el artículo del Financial Times de hoy: Sensible Keynesians see no easy way out (Sensible keynesianos no ven una salida fácil), de Raghuram Rajan, de la Universidad de Chicago y, entre el 2003 y el 2006, economista jefe del FMI.

Agradezco la foto -del IMF 2005 Spring Meetings- a Wikimedia y al FMI.

Se refiere a las políticas de estímulo económico. Resumiré su planteamiento, comentándolo críticamente. Hay que sopesar -dice- las políticas de estímulo no sólo por su efecto inmediato, sino por sus consecuencias en el largo plazo. Los keynesianos apostaron porque la reactivación del crecimiento mediante el gasto público actual sería mayor que la pérdida futura de crecimiento debido a la deuda contraída para financiar el gasto actual, que debe devolverse después.

Sí, me parece que esto se olvida con frecuencia: tendremos que pagar manana el gasto en que hemos incurrido hoy.  Y muchas veces esta es una cuenta que no cuadra... el crecimiento no es tan grande como para poder pagar con facilidad las cuentas de manana. Por eso, en Alemania, uno de los argumentos para frenar el endeudamiento estatal es precisamente pensar en las futuras generaciones, en hijos y nietos. No olvidemos que "las deudas de hoy son los impuestos de mañana", como se dice tantas veces.

Continúa nuestro autor, explicando que la política de estímulo se propone en dos casos: 1) cuando se ha llegado a una especie de estado de pánico, donde la demanda se desploma, los bancos y las empresas fallan y el capital organizativo se destruye. Es, posiblemente, el caso de Grecia.

2) Cuando el desempleo es alto y persistente y conduce a los desempleados a largo plazo a perder los hábitos y habilidades que los hacen empleables. Este es probablemente el caso más relevante en varios países industrializados, como en EEUU y en España. En estos casos, los keynesianos tratan de aumentar el empleo.

La pregunta clave es si un mayor gasto del gobierno puede resolver realmente los problemas de empleo más graves. Por ej., en los EEUU, la demanda es más débil en las comunidades donde el auge y caída en los precios de la vivienda ha dejado una montaña de deuda inmobiliaria. La menor demanda local ha golpeado el empleo en industrias como el comercio minorista y restaurants. Un aumento general del gasto público puede ser muy contraproducente: la mayor demanda en Nueva York no ayudará a las familias en Las Vegas.

La cancelación selectiva de las deudas de los hogares de Las Vegas podría ser una mejor utilización de los fondos de estímulo. Sin embargo, la pasada acumulación de las deudas en zonas deprimidas puede sugerir que la demanda era demasiado alta en relación con los ingresos. Si es así, la demanda, sin el estimulante peligroso de los préstamos, se mantendrá débil.

Una política de reformas debería ayudar a que los trabajadores se trasladen donde haya puestos de trabajo adecuados, p. ej., ayudándoles a deshacerse de sus hogares y de la deuda asociada, sin el estigma de incumplimiento.

Esto puede resultar en EEUU; pero, en realidad, es bastante ilusorio en Europa, donde se habla diferentes idiomas y se tiene culturas de trabajo totalmente diferentes. Vemos en Alemania a gente que se vino hace doce meses desde el Sur de Europa, sigue sin trabajo y no tiene esperanzas de conseguir uno. Gasta sus ahorros y, a lo más, se mantiene con prácticas y trabajos ocasionales de camarero. Esta -y no otra- es la cruda realidad. La cultura del trabajo en Alemania, p. ej., es totalmente especializada, no se acepta al "generalista". Además, el conocimiento del idioma es indispensable. Conozco a personas, concretamente, una conocida mía, que estudió en una de las mejores universidades del mundo, en Oxford, vive en Alemania desde hace por lo menos, diez anos, y sigue sin trabajo...

Conitnúa Rajan: el empleo es también menor en los estados que experimentaron una burbuja en la construcción de viviendas. En estos estados, el desempleo es mayor entre los trabajadores de la construcción y en trabajos relacionados, como el corretaje de propiedades. La pregunta es ¿se podría crear empleos para ellos a través de grandes proyectos de infraestructura financiados con fondos públicos e inspiradas en las de la década de 1930? Posiblemente no. Además, no está claro que un trabajador utiliza para la colocación de paneles de yeso podría instalar un cable de fibra óptica. Tal vez sería mejor política de apoyo a la readaptación de los puestos de trabajo privados.

Japón tuvo un gran auge inmobiliario y su posterior quiebra en la década de 1980 y ofrece una saludable advertencia sobre las dificultades de estímulo a través de gasto en infraestructura. A pesar de que Japón curbrió gran parte del país con hormigón, nunca ha podido salir totalmente de la crisis. Los japoneses son los más viejos y los que tienen la mayor deuda fiscal de todo el G-7. A diferencia de ellos, el gobierno de EEUU todavía puede gastar...

En cuanto a Grecia, el gasto del gobierno es el problema, no es la solución. Un gobierno responsable debería poner en práctica una austeridad sensata, habría que despedir a los funcionarios de los partidos, reducir los salarios y las pensiones y la reestructurar para recaudar impuestos y ofrecer servicios útiles, sin dejar de lado las transferencias a los indigentes y los ancianos. Los trabajadores del sector público debería compartir el dolor con los del sector privado. Sí -dice más arriba- la austeridad es dolorosa... La solidaridad nacional podría mejorar. Además, mejorar la eficiencia del gobierno y realizar otras reformas estructurales. Así sería más fácil para Europa proporcionar el financiamiento necesario para evitar cortes aún más fuertes a las funciones del gobierno. Y será más fácil reducir la deuda griega y atraer inversión privada, dando a la gente la esperanza de crecimiento.

La austeridad reducida podría ser factible -también para keynesianos sensibles- y, en algunos países, ser útil para acelerar la recuperación. Sin embargo, debemos examinar cada una política basada en las circunstancias del país. Hay que ser particularmente cuidadoso frente a los keynesianos populistas, que con el lema según el cual, "en el largo plazo estaremos muertos", justifican cualquier acción de gobierno, aún la más miope. Sí, el profesor de Chicago tiene razón, no hay que olvidar que dejamos las deudas a nuestros hijos y nietos... Contínúa explicando: ellos hacen un flaco favor al mundo, al sugerir que hay salidas fáciles. Engañando a la gente y sus líderes, pueden precipitar a los países en una revolución en lugar de llevarlos a una recuperación.

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