La analista Gertrud Traud, economista jefe de Halaba y columnista de varios medios de comunicación, publicó un excelente comentario el sábado en Welt. Se titula (en papel) Bankenunion löst die Probleme nicht = la unión bancaria no resuelva problemas. O bien, on line,
Auch eine Bankenunion kann Euro-Krise nicht lösen = tampoco la unión de los bancos podrán solucionar la crisis en la Zona euro.
Comienza explicando que la cristis de endeudamiento estatal en la Zona euro alcanza una fase decisiva: Espana y sus bancos deben cobijarse debajo del paraguas. Italia presenta síntomas de crisis.
El supuesto culpable es hallado inmediatamente: "el dictado de ahorro alemán". Por esta razó, Alemania debería asumir su responsabilidad y responder por estos países.
Traud nos explica que, con este argumento que se repite y se repite, para justificar exigencia, se cambia la causa por el efecto.
En efecto, la causalidad es exactamente al revés: durante anos, muchos países del euro perdieron competitividad, debido a una fuerte alza de los sueldos sin que haya aumentado paralelamente la productividad. Al mismo tiempo, la llamada convergencia de los intereses en la Zona euro condujo a una baja de los intereses a nivel alemán. Esto provocó alocaciones o asignaciones erradas de capital que fue emigró hacia la llamada periferia.
El sector público (de estos países) no aprovechó el ahorro de los intereses para consolidar su presupuesto, sino que para inflar el aparato estatal.
Por su parte, los inversionistas cayeron en la tentación de creer que un boom de la construcción podría conducir a un crecimiento sostenido. También, el sector bancario se dejó llevar por esta ilusión, como se aprecia especialmente en Espana. La cuota de la casa propia alcanza, en ese país, al 85%; en Alemania, alcanza sólo al 46%. Como consecuencia del reventón de la burbuja, el sector bancario espanol se vió en una situación mala y debió pedir ayuda.
Es cierto que el dinero será entregado a Espana sólo bajo la condición de realizar una reestructuración y saneamiento del sector bancario. Sin embargo, el intento de solucionar los problemas de los bancos a través de una unión bancaria y por medio de un fondo de garantía de los depósitos (deposit insurance, no hay artículo en Wikipedia en castellano sobre esta importante materia, lo que me da qué pensar...) es una medida que va en la dirección equivocada.
Una ampliación de la base del sector financiero podría contribuir, en tiempos normales, a un mejoramiento de la estabilidad financiera. Sin embargo, en estos momentos, sólo significarían una transferencia de patrimonio del contribuyente alemán.
Sin embargo, no sólo en el tema de los eurobonos, sino que también con los planes de la unión bancaria, se quiebra el principio de que quien actúa es responsable de sus actos. Sobre este punto, el Tribunal constitucional federal ha dejado recientemente muy claro que nuevos pasos en dirección una unión de las deudas, sin un proceso de legitimación democrática no es admisible con la Constitución alemana. No obstante, Alemania no se cierra frente a la ayuda a los países más débiles, como lo muestra su participación en los fondos de rescate.
El objetivo debe ser: remover las costras que se han formado a lo largo del tiempo y construir nuevas estructuras competitivas. Se trata de una ayuda para que ellos mismos se ayuden. No ayuda en nada que algún país intente repetidamente abandonar el curso de las reformas, como ocurrió en Grecia después de las elecciones. Hay que llevar a cabo las reformas administativas e implementar un sistema tributario efectivo.
Que el proceso de reformas es posible lo muestran países como Irlanda y Portugal. Que conste que, al escribir el artículo, la analista no sabía que hoy Irlanda colocaría en el mercado de capitales, sus bonos con intereses menores a los de Italia y Espana... Concluye que los esfuerzos de reforma se ven siempre recompensados. Italia y Espana no deben quejarse tanto por los intereses que pagan, ya que está en sus manos realizar las reformas necesarias para recuperar la confianza de los inversionistas.
Tampoco se puede hablar de un dictado del ahorro, ya que todos los países de la Zona euro -incluyendo a Alemania- tienen un endeudamiento neto. De manera que no hay ningún país que ahorre. Lo único que se hace es contener un poco el endeudamiento.
Es decisivo que, en estos momentos, se respete el principio de que quien actúa responde de sus actos. Si se instaura un sistema permanente de transferencias no sólo se reducirá el rendimiento de los países más débiles, sino que se dañará también a los países más fuertes.
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