miércoles, 26 de septiembre de 2012

Otmar Issing


Excelente la entrevista de hoy, con Otmar Issing, ex-economista jefe del BCE, en Die Welt "Inflation ist die unsozialste Politik" = La inflación es la política más no-social que existe. Lo entrevistó nuestro Twitter-amigo Holger Zschaepitz @Schuldensuehner

Me gustaría referirme a las ideas expresadas en la entrevista y que me parecen fundamentales para este momento.

Una devaluación de la moneda del orden del 4 a 5% significa una expropiación de los ahorrantes y crea problemas sociales, porque los jubilados ya no se pueden confiar en que su pensión esté asegurada. Por otra parte, la clase media tiene que pagar impuestos más altos, debido a la progresión fría (sobre el tema ver este post). La alianza social entre empleadores y sindicatos depende de una poitica monetaria en que se pueda confiar. Sin embargo, la inflación es una política anti-social; por el contrario, la estabilidad del dinero es la más social de las políticas.

Cuando se apaga un incendio, tampoco es cierto que más agua sea, en sí, mejor para apagarlo. En definitiva, los daños causados por el agua pueden ser mayores que los ocasionados por el fuego. 

Bonos estatales no son ya más una inversión libre de riesgo. No son representan ya ni siquiera el interés ancla de una economía, al cual la totalidad de los intereses se orientan. No me explico por qué una empresa italiana bien llevada no pueda tener intereses similares a aquellos de los que goza una empresa alemana, no puede ser una raon que la rentabilidad de los bonos federales e italianos difieran grandemente. El BCE se mueve en un plano de fuerte dependencia de la política, cuando argumenta senalando que la diferencia entre las tasas de interés de los bonos de los estados miembros tiene que ser nivelada.

El BCE se deja sobrecargar de tareas que no son, en absoluto de su responsabilidad. Los gobiernos y los parlamentos tienen, ellos mismos, que realizar sus tareas: hacer frente a las reformas para recuperar la confianza de los mercados. El banco no está para corregir las faltas (la negligencia, es otra traducción posible de Versäumnisse, nota del blog) de la política. Si el BCE intervenir, el celo reformador disminuirá.

El BCE ya ha sido comprado deudas de los países por más de 200 mil millones de euros. Esta medicina no ha dado resultado. Con compras ilimitadas se trate de aumentar la dosis. Pero esto no sirve de nada si el medicamento es el que está mal.

Preguntan a Issing cómo explica entonces que el Bundesbank haya comprado bonos estatales en la década de los 60 y 70 (ver la explicación de Weidmann a esta misma pregunta en otro de mis post). Issing explica que existe una diferencia fundamental. Las acciones del Bundesbank tuvieron como objetivo la estabilización de la coyuntura económica alemana. Por su parte, las compras del BCE son selectivas y benefician únicamente a miembros individuales de la unión monetaria.

Dice que recuerda perfectamente el momento histórico en que, en 1999, fue introducido el euro. Y en sus oídos suenan aún todas las afirmaciones procedentes de todos los países -incluyendo los países de la periferia- que reiteraban que su deseoera acabar definitivamente con la política inflacionaria del pasado. Nadie quería una lira, ni tampoco un franco que siempre tuviera que ser devaulado frente al marco, como ocurría antes de la introducción del euro. Nadie quería una moneda promedio entre marco, peseta, florín o lira. El deseo de todos era que el euro fuera el exitoso sucesor del estable marco y ese fue el mandato que recibió el Banco central europeo, en el sentido de realizar una política monetaria estrictamente orientada a combatir la inflación.

Es simplemente una leyenda, del tipo mito de la puñalada por la espalda, si hoy, en varios países se dice algo distinto. Se le puede llamar sin más, una falsificación de la historia. Daría pie al término del acuerdo...

1 comentario:

Esteban dijo...

Excelente nota. No sólo por el escalrecimiento de las políticas del BCE sino también por los conceptos claros aquí vertidos. Gracias.