jueves, 9 de mayo de 2013

A 80 años de las quemas de libros organizadas por nacional socialistas y estudiantes de corporaciones


Esta manana, nos explicaba el conocido historiador alemán, Wolfgang Benz, que, en ella, participaron estudiantes, profesores con sus talares e incluso, rectores de universidades... La quema principal se realizó en Berlín, bajo la presencia de Göbbels.

La acción se llamó "Wider den undeutschen Geist!" = contra el espíritu no-alemán.

Las quemas -continúa Benz- se efectuaban según un ritual, copiado de las quemas de libros de Lutero y de los estudiantes universitarios en la Wartburg Se leían o recitaban frases simbólicas sobre el espíritu... que trataban de "explicar" por qué se quemaba tal o cual libro o autor. Probablemente -pienso- era una ceremonia pseudo-religiosa.

Lutero quemó bula papal y libros de la Iglesia católica. (libros oficiales, por así decirlo: de la Amtskirche, en alemán. No olvidemos que el monje de Eisenach comenzó siendo lo que yo llamaría un ultra-católico.

Recordemos que en la Wartburg, Lutero estuvo recluido durante un ano, periodo en que tradujo la Biblia (los libros que él incluyó en la misma, a los demás los calificó de apócrifos).

Siguindo la tradición, los estudiantes "alemanes" (nacionalistas) realizaron quemas de libros en la Wartburg durante el siglo 19. Contra todo lo que ellos consideraban que iba contra el "espíritu alemán". Emblemática fue la de 1817, en que se quemó no sólo libros judíos o que ellos consideraban antinacionalistas, sino también el Code Napoleon (el Código civil). La lista de los libros quemados en 1817 en Wikipedia.

Benz nos hace ver que este tipo de quemas rituales se repite hoy en los EEUU con la quema del Corán, por parte de algún pastor protestante.



Aquí nos cuenta el escritor alemán (principalmente, de libros infantiles y juveniles y también humorísticos) Erich Kästner, mezclado entre la muchedumbre, el momento en que escuchó su nombre, como un "autor decadente" y que se dirige contra el espíritu alemán.

Kästner recuerda las palabras de Heinrich Heine: „Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man auch am Ende Menschen” = "Este es sólo el principio, donde se queman los libros, se terminará también quemando a las personas".

Recuerdo las palabras de Stefan Zweig, uno de los escritores austriacos más ilustres y -entonces- populares, en su autobiografía, al saber que sus libros habían sido quemados y prohibidos en Alemania. Esto, después de haber sido uno de los más leídos en el país.




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