Ayer apareció la
estadística de la OECD acerca de la cantidad enorme de jóvenes que, en países de la OECD -desde Suiza a México- "no hacen nada", esto es, ni trabajan, ni estudian.
Las cifras son altas en países como Espana (55% de los jóvenes está sin trabajo), Italia, Grecia o Chile (pese a que, tradicionalmente es la más baja de Latinoamérica). Y no se puede atribuir todo a la crisis. La cesatía juvenil es, en países como Espana, un tema histórico y en países como Grecia, sobre todo, producto de la crisis. O de la deserción escolar en Chile.
Por otra parte, países como Alemanua, tienen en estos momentos, un
desempleo juvenil de 10%
Pienso -y mucha gente- que una de las mejores medidas para combatir el desempleo juvenil y promover el trabajo, el estudio, la capacitación y el perfeccionamiento, es el del sistema dual de estudios. Un sistema como el que tenemos en Alemania, que habría que adaptar a cada país; pero que sí se puede implementar en otras sociedades.
En Chile, por ej., tenemos el problema de que los académicos tienen, en general un buen nivel, un muy buen nivel, no así los trabajadores sin estudios universitarios, superiores o técnicos. Quienes acceden a un grado técnico son, además, muy pocos. Los jóvenes prefieren estudiar derecho o economía a convertirse en técnicos en computación o en técnicos en temas medio-ambientales o forestales. En circunstancias que son estos últimos, los más necesarios desde el punto de vista económico. El clasismo que impera en los países del sur de Europa y en sus "hijos" latinoamericanos, hace su parte en esta situación.
Por otro lado, los trabajadores, los obreros de fábricas, de la construcción, los trabajadores agrícolas... todos esos jóvenes que no pueden ni sonar con una carrera universitaria, no se califican como obreros, técnicos, campesinos, ni trabajadores calificados de ningún tipo.
El estado se lava las manos y los obreros sólo pueden exigir mejores sueldos mediantes huelgas, protestas, etc. Su situación de desigualdad va carcomiendo lentamente la sociedad, su cohesión y su democracia.
El estado no puede obligar a las empresas a pagar sueldos más altos si la productividad no es alta. Y no lo será si los obreros y trabajadores no están calificados para competir en el mercado mundial (en una economía abierta al mundo; lo que pasa en una economía cerrada al mundo lo vemos en el anti-ejemplo de Argentina, que -eso sí- no es país OECD).
En una economía abierta, las empresas, los inversionistas simplemente no invertirán en un país cuyos trabajadores no sepan manejar los instrumentos de trabajo del siglo 21. Salvo que su trabajo sea tan fácil (mera extracción de recuerso naturales con pala y picota) o que su nivel de sueldos sea tan bajo que no importe que 30 personas reemplacen a una máquina, a una máquina (computarizada, como son todas hoy) que, ninguno de ellos está en condiciones de manejar.
La lucha por el progreso y contra el desempleo (en general y contra el juvenil, en particular) pasa por la capacitación de los obreros, campesinos... Sólo en ese caso, sólo si están capacitados, podrán tener sueldos más altos, ya que su productividad será también más alta y los sueldos dependen (esto es básico; pero siempre hay gente que lo niega) de la productividad.
Un sistema de aprendizaje dual, para las profesiones no universitarias, es altamente recomendable para todos los países. Debería ser financiado a medias entre el estado y las empresas privadas. Después de todo, ambos ganan con este sistema, es la típica situación de win win, donde todos ganan.
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