Esta semana, Bild dió a conocer la nueva directiva que habría dado la canciller, en el sentido de acercarse a los votantes conservadores, para volver a ganarlos, para recuperarlos, podríamos decir, ya que muchos de ellos han emigrado hacia la extrema derecha, hoy representada por la AfD y con ello, "votable" por el segmento "burgués" de la población. Esta nueva estrategia fue desmentida por la CDU, el partido de Merkel.
Al respecto puedo decir lo siguiente: 1) Las copias nunca han sido buenas y el elector/la electora siempre prefiere el original, como lo han demostrado decenas de elecciones en el último tiempo y, especialmente, las últimas elecciones presidenciales en Austria (la primera vuelta de hace dos semanas).
2) No podemos dejar que los partidos del populismo de derecha dicten nuestros temas, ni el programa de acción de los partidos tradicionales. Partidos que Petry llama "partidos de consenso" (Konsensparteien) como si el consenso fuera algo malo.
3) Un programa y un actuar positivo, de afirmación y no negativo o de negación, como es el de los populistas y extremistas de la AfD no es lo nuestro. Como he dicho tantas veces: reconocer lo malo, que ocurre en nuestra sociedad, criticarlo y proponer soluciones. Convertirse en un partido de protesta, en un partido "anti", no resuelve nada y sólo reúne en torno a sí, a ese diez por ciento de la población que, pase lo que pase, siempre va a estar en contra de todo. Entre otras cosas, porque, según ellos, "todo tiempo pasado fue mejor".
3) Un partido de protesta, no puede ser gobierno. Fracasará necesariamente; pero tampoco podemos admitir que la AfD intente
cambiar el país desde la oposición, como propone Gauland. Tema al que me referí esta semana.
4) La CDU no puede volver al pasado. La AfD sostiene posiciones que, en el mejor de los casos, son las que representaba la CDU pre-Merkel. Y, en el peor de los casos, anhela volver a la Alemania de los anos ciencuenta. Tan anorada por los conservadores alemanes. Ver cita 22 de mi columna
La insana e insanta alianza
5) Last but not least, si la CDU retrocediera en el tiempo, a posiciones de los ultra-conservadores de hoy o de la extrema derecha -unidas hoy en esa insana e insanta alianza a la que me he referido- perdería a los electores ubicados hoy en el centro de la sociedad, en el centro del espectro político. Estos votantes o ya no existen o bien son cada día menos (por su avanzada edad). Sí, el tema es también un tema generacional. En términos numéricos, perdería más votantes que los que recuperaría.
6) La CDU se ha hecho, el último tiempo, votable para gente más joven, para mujeres y para electores urbanos. Como yo. Espero que esto no se pierda... que no se sacrifique en el insano altar del populismo.
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