domingo, 21 de septiembre de 2008

La seguridad... en las calles y el peligro de asalto a una joyería


Ayer en Karlsruhe me acordé de la película Eastern Promises

Al pasar -paseando- frente a una joyería en la ciudad, detecté a un hombre pelado, robusto, de mirada azul y rasgada (de ojos rasgados) y que cobijaba instrumentos de trabajo (incluyendo algún transmisor conectado a la oreja) debajo de la abultada chaqueta, que detecté (gracias a mis conocimientos cinematorgáficos) e identifiqué ciertamente como un guardia de seguridad que vigilaba la joyería.

No lo puede fotografiar de muy cerca, por razones más que obvias... De partida, creo que el también se dió cuenta que yo me había dado cuenta de su presencia y profesión... Aquí está, en esta foto, a unos cuantos mts. y de espalda, porque estoy segura que se habría dado cuenta de que le tomaba una foto si lo hubiese tratado de fotografiar de frente. Y no sé qué habría hecho él... con mi cámara.

En todo caso, pienso que es una profesión muy honesta la de ser guardia de una joyería, nada en contra.

Lo que no me gusta es que hayamos llegado a esto en Alemania: a tener que contratar un guardia de seguridad, apostado en pleno día sábado por la tarde en una de las calles más concurridas de una gran ciudad. Me pregunto dónde quedaron las virtudes de los habitantes de este país (entre paréntesis, vi a una sola musulmana ayer en Karlsruhe, no más, de manera que, esta vez, tampoco se les puede culpar a ellos, como hace cierta blogósfera española).


1 comentario:

hugo dijo...

a comienzos de los 90 vino marta a buenos aires un conferencista belga jóvene -estaría en sus 30/40-a darnos su parecer sobre las actividades vinculadas a los servicios personales que más crecerían globalmente en su opinión, yo asistí a la misma en representación del banco donde entonces trabajaba...

la vigilancia privada era de lejos, en su opinión, una de ellas...

visto lo sucedido en argentina desde entonces y lo que vos señalás, no se equivocó!!!