Esta semana, el pdte. de la Conf. episcopal, el arzobispo Robert Zollitsch se manifestó repetidamente a favor de una pronta salida de la energía nuclear.
Hoy, conocemos la opinión del obispo de Trier, Stephan Ackermann, "los riesgos de la energía nuclear son incontrolables y los problemas secundarios son insolucionables" (1). Explica que es una ilusión pensar que la naturaleza o la técnica puedan ser totalmente controladas. Lo que han demostrado claramente los hechos de Japón.
Propone repensar la política de energía. Esto se traduce en buscar, poniendo mucho empeno en ello, fuentes alternativas de energía y hacer un esfuerzo mayor por ahorrar energía y lograr un uso más eficientes. Y esto, aunque tengamos que restingir nuestro estilo de vida.
Asimismo, insiste con razón, en que esto debe llevarse al plano internacional, ya que, de qué nos sirve desconectar un reactor nuclear en Alemania, si el de Cattenom (Francia) sigue en funciones. Supongo qur todos saben que Trier queda "al lado de Francia" y muy cerca de Cattenom.
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(1) Die Risiken der Kernenergie sind kaum beherrschbar und die Folgeprobleme sind ungelöst.
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