sábado, 19 de mayo de 2012

"Vivir alejados de Alemania supondría mucho más austeridad que la vida con Alemania"


Estimados, acabo de publicar este artículo en Planisferio: Es tiempo de decir Danke (Gracias) Sin embargo, me gustaría que apareciera también en este blog. Lo copio a continuación, no sin dejar antes de dar las gracias a Meir Javedanfar ‏ @Meir_J quien lo twitteó ayer y a Fernando ‏ @orientemiedo quien me lo recordó hoy temprano.

Ayer salió en Time otra de esas excelentes columnas de Fareed Zakaria, titulada Time to Say Danke = Tiempo de dar las gracias. No dejen der ver el dibujo con que Oliver Munday ilustra el comentario.

Agradecemos la foto (enero de 2011) a Wikimedia y a Sebastian Derungs.

El conocido columnista norteamericano explica que todo el mundo está preocupado por la eventual cesasión de pagos de Grecia. Sin embargo, explica que esto no es realmente una noticia, ya que -se estima- que, desde que obtuvo su independencia de los otomanos en 1832, Grecia ha estado en incumplimiento o en reestructuración de su deuda, la mitad del tiempo. La noticia es, esta vez, que Alemania está dispuesta a rescatar a Grecia.

A lo largo de la crisis de la zona euro, se ha puesto de manifiesto -continúa Zakaria- la idea tradicional de considerar a los alemanes como gente de mente estrecha, mezquina y dogmáticamente apegados a las recetas de austeridad frente a los problemas de Europa. Esas críticas son muy exageradas. Tenemos que tener en cuenta que se pide a Alemania que tome el dinero de los contribuyentes -en una democracia- y lo usen para rescatar a un país como Grecia, que es culpable de mala gestión, de su escasa competitividad y de fraude financiero. Y Alemania ha dicho que sí! A cambio de esto, los periódicos griegos llaman nazis a los alemanes.

Alemania fue uno de los organizadores de y es por lejos el mayor contribuyente al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), que asciende a la fabulosa cifra de 726 mil millones de euros (924 mil millones de dólares). Ese número se eleva y, si se combina con los fondos anteriores y con los préstamos, la participación de Alemania supera fácilmente los ingresos totales anuales de impuestos federales en el país. Imagínese a los EE.UU. dispuestos a garantizar más de 2 billones de dólares para rescatar a México.

Se habla mucho acerca de la oposición de la opinión pública alemana a ayudar a los países del sur de Europa. Lo que es más notable, dada la magnitud de la ayuda alemana, es lo pequena que es es esta oposición. Este mes, el Parlamento alemán va a ratificar varios de estos mecanismos de financiamiento, así como un nuevo impuesto a las transacciones financieras para pagar parte de todo esto. (Yo espero que no se apruebe ningún impuesto a las transacciones, nota de la autora de este post). Sí, los alemanes son muy conservadores y tienen la vieja costumbre de pagar sus cuentas. A finales de febrero, uno de los paquetes de rescate obtuvo, en el Parlamento alemán, en una votación de 496 contra 90 votos. El gobierno alemán también ha relajado su oposición, permitiendo una política monetaria más agresiva. Mario Draghi, jefe del Banco Central Europeo, no habría estado en condiciones de ofrecer préstamos baratos a los bancos de Europa sin el visto bueno de Alemania.

Hay un intenso debate político sobre si los EE.UU. necesitan medidas de austeridad en estos momentos. (Yo diría que no). Sin embargo, Grecia y otros países débiles de la eurozona tienen pocas opciones. Los mercados no están dispuestos a prestarles dinero debido al enorme peso de deuda, que va en aumento. Los gobiernos comenzaron a poner en orden sus presupuestos como una respuesta a las genuinas presiones del mercado. Es cierto que los programas de austeridad colocan muy poco énfasis en el crecimiento; pero es que estas naciones han gastado dinero sin motivo y los pagos de los intereses se han disparado. Lo más importante es que los alemanes no han hecho tanto hincapié en la austeridad como en las reformas estructurales: la apertura de los mercados laborales, la liberalización de todos los sectores de la economía y el desmantelamiento del proteccionismo. Lo que economías como Grecia realmente necesita es menos austeridad y más reformas. La lección de la crisis de endeudamiento es que los países que hacen que estas reformas, en definitiva, serán más competitivos.

El sur de Europa tiene un largo camino por recorrer en ese aspecto. En el ranking acerca de la facilidad para hacer negocios, el Banco Mundial coloca a Italia y a Grecia en los últimos lugares de la fila (30 y 31), de entre los países de altos ingresos. El Foro Económico Mundial coloca a Grecia e Italia e los puestos 125 y 126 respectivamente, en la flexibilidad de contratación y despido y en los lugares 133 y 140 (de 142!) en la carga de la regulación gubernamental. La recaudación de impuestos es casi inexistente en ambos países, y la corrupción es rampante.

En gran parte gracias a la Unión Europea (léase Alemania) las subvenciones, en los últimos 10 años, los salarios han aumentado drásticamente en el sur de Europa. Los costos laborales en Grecia, entre el 2000 y el 2010 subieron en un 35% ; en Alemania, sólo en un 2%.

Los líderes alemanes han dicho una y otra vez que ellos están dispuestos a rescatar a los países débiles de la Zona euro. Pero les han pedido realizar reformas como condición de la ayuda. La canciller alemana, Angela Merkel, se opone a una solución radical, como la de los eurobonos, no por su costo -Alemania va a terminar pagando más-, sino porque con ellos, se quita la presión a los países para llevar a cabo reformas. La única menera que tiene Alemania de ejercer influencia en países como Grecia, es que el dinero que les envía está sujeto a la condición de que efectúen las reformas.

Grecia sin embargo, podría caer en insolvencia y salir de la Zona euro. Su problema de competitividad es simplemente demasiado grande y el liderazgo de sus políticos, es muy débil. Pero si elige este camino, Grecia se encontrará con mercados que se negará a prestarles dinero a tasas razonables, a menos que haga más o menos las mismas cosas -las mismas reformas- que Alemania les está pidiendo que haga. La vida lejos de Alemania supondrá aún mucho más austeridad que la vida con Alemania.


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