En días pasados, con motivo del día de la Reforma, en uno de los folletos conmemorativos, apareció una encuesta sobre la muerte. Claro, el día de la Reforma cae exactamente un día antes del Día de todos los santos, dos días antes del Día de los muertos y el mismo día en que, en Alemania, se ha comenzado a celebrar Halloween.
Suerte o no, la Iglesia evangélica es asociada a la muerte... Su día más importante (desde siglos) es el Viernes Santo... En circunstancias que, para los católicos, el día más importante es el Domingo de Resurrección. Acerca de las razones y de las consecuencias de ello, se podrían escribir varios doctorados en psicología, sociólogía e incluso en teología.
Pues bien, en este folleto, aparece una encuesta que responde a la pregunta: "Cuando pienso en mi propia muerte, a qué le tengo más miedo?"
10% a que no sé lo que vendrá después
15% a morir solo/a
16% no tengo miedo / no respondo
24% a los que dejo (ase refiere las personas, a sus deudos) y a lo que no he resuelto
27% a ser una carga para alguien
36% a los dolores
37% a hacerme dependiente de maquinas médicas de prolongación de la vida
Lo que sí hay que decir es que el cristianismo ha perdido, frente a los grupos esotéricos, muchos adherentes debido justamente a que no se ha preocupado de hablar del tema de la muerte. Por el contrario, los grupos esotéricos, sí hablan frecuentemente del tópico de la vida después de la vida. Al parecer, durante muchos siglos se habló demasiado de los llamados novísimos, para luego dejar la temática de lado.
2 comentarios:
Son temas válidos, Marta.
No dar legitimidad a analizarlos en profundidad, es a estas alturas de la civilización, un acto de oscurantismo.
Como decía un periodista chileno de antaño, "al menos así lo pienso yo".
sí, querido Esteban... hay que profundizar en ellos y hay que ayudar, acompanar... y no abandonar a los pacientes... Un abrazo fuerte
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