jueves, 17 de abril de 2008

Mensaje del Papa Beni 16 en la televisión de Rusia


Lamentablemente, no tengo tiempo de analizarlo; pero les aseguro que este hecho sí es trascendente.

Se trata del primer mensaje que envía el Papa al pueblo ruso, en el marco de un documental que se presentó ayer en la noche en la televisión rusa. La noticia en Ria Novosti: Sumo Pontífice saluda a los rusos en su idioma

Un completo análisos en Deutschland Funk: Päpstlicher Gruß an das russische VolkEn mp3

Estimados ciudadanos de la Federación Rusa:

Agradezco la invitación y la oportunidad de saludaros cordialmente, y aprovecho con gusto la ocasión para manifestar la estima, el afecto y el respeto que, desde siempre, el sucesor de San Pedro y la Iglesia católica han abrigado hacia vuestros pueblos y la Iglesia ortodoxa rusa. Rusia es, ciertamente, un gran país: lo es por su extensión territorial, su larga historia, su sublime espiritualidad y sus múltiples expresiones artísticas.

En el siglo pasado, el horizonte de vuestro noble país, como el de otras regiones del continente europeo, se cubrió de sombras de sufrimiento y violencia. Pero éstas fueron neutralizadas y vencidas por la espléndida luz de tantísimos mártires ortodoxos, católicos y otros, muertos bajo la opresión de una persecución feroz.

El amor a Cristo hasta el martirio, compartido por todos ellos, nos recuerda la urgencia de recomponer la unidad de los cristianos, un deber con el cual la Iglesia Católica se siente irrevocablemente comprometida. En esta dirección se están moviendo las Iglesias católica y ortodoxa rusa. Recuerdo bien que en el Concilio Vaticano II estaba presente una delegación del Patriarcado de Moscú y también he seguido los posteriores contactos con la Ortodoxia rusa.

En los últimos años se han intensificado los contactos, sobre todo, entre creyentes, sacerdotes y obispos. Y qué decir del diálogo interreligioso e intercultural, que es otro de los empeños prioritarios de la Iglesia Católica y, me atrevo a decir, de la Iglesia Ruso-Ortodoxa. Conscientes del don espiritual del que son depositarios, y conservando firmemente la propia identidad, los cristianos están llamados a encontrarse con los seguidores de las demás religiones, para entablar con ellos un diálogo provechoso en la verdad y en la caridad. Por ello, pido y deseo que la milenaria experiencia eclesial rusa siga enriqueciendo el panorama cristiano en un espíritu de sincero servicio al Evangelio y al hombre de hoy. Y ahora, un saludo en ruso:

[En ruso:]

Me llena de alegría poder dirigirme en ruso al pueblo y al Gobierno de esta gran tierra rusa, que me es tan cara. Saludo cordialmente a nuestros queridos hermanos ortodoxos y, ante todo, a Su Santidad el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, así como a los obispos católicos y sus comunidades. A todos deseo paz, bienestar y amor recíproco, e invoco la bendición de Dios sobre todos vosotros.


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