Son 20.000 hijos de inmigrantes turcos quienes egresan año a año de las casas de estudios superiores alemanas. De ellos, aproximadamente, un tercio, emigra a la tierra de sus padres, donde gana tanto como acá.
Las razones de la emigración (no deseado en Alemania, ya que necesitamos gente urgentemente, especialmente, profesionales universitarios) se expresan en una frase muy clara: Mehmet y Aysha no tienen posibilidades de surgir y de llegar muy alto en el mundo laboral alemán. Al menos, no aún, ya sus nombres (según estudio que salió hace poco) son un impedimento para ello.
En Turquía (que crece en más de un 10% al año), son recibidos, ellas y ellos, con los brazos abiertos. Hoy temprano, una de las profesionales que emigró y que está super feliz en Estambul decía que ella no se habría imaginado que las posibilidades de trabajo, para una mujer, en Turquía, fueran tan buenas, mucho mejores que en Alemania. Sí, seguro que es así...
Habría que hacer algo por retenerlos; en el mundo globalizado en que vivimos, hay una competencia por los mejores cerebros, es el llamado brain gain
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