Sí, en mi pueblo también había una sinagoga y fue destruida -nos recuerda esta placa- el 10 de noviembre de 1938... por los habitantes del pueblo. Evidentemente no por todos, pero los que no la destruyeron no pudieron /no alcanzaron / llegaron tarde y no pudieron detener el curso /el rumbo de la historia, detener a los asesinos y criminales que tomaron las riendas del país en un determinado momento, para no entregarlas más. Esta es una historia de sufrimiento, de dolor, de muerte, de destrucción que empezó con el odio y la violencia en pequeno, por decirlo así, es una historia desgarradora que llevó a la muerte a millones de personas y que podría haber tenido otro final... Si los hombres y las mujeres hubieran querido... Si hubieran sido más fuertes para oponerse a las fuerzas demoniacas del mal y la destrucción. Que no vuelva a pasar... Depende de nosotros.
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