Si, como vimos el sábado, la OECD predice un crecimiento económico del 3,4%, los empresarios alemanes están aún más optimistas y hablan de un 3,5% para el 2011. El impulso procede cada vez en mayor medida, del consumo interno y no tan sólo de las exportaciones (esto último es lo que la OECD recomienda a Alemania desde hace tiempo).
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