Stefan Zweig nos habla en su libro (Memorias de Stefan Zweig), concretamente en las págs. 36 y 37 de mi edición, de los Kaffeehäuser en Viena de su época de estudiante secundario, esto es, de principios de siglo.
Dice que son lugares donde todos (me temo que hayan sido sólo varones, me referiré después a esta circunstancia) podían ingresar pagando un pequeno óbolo, lo que los transformaba en instituciones muy democráticas.
Podían, permanecer horas sentados, leyendo, discutiendo con otros y escribiendo. Podían recibir, leer su correo y contestarlo. Leer diarios y revistas, no sólo de Viena, sino de todo el mundo, ya que -al menos en los mejores cafés- se hallaba la prensa de Austria, del "Reino alemán", de Francia, de Gran Bretaña, de Italia y de EEUU. De manera que él y sus jóvenes amigos sabían lo que pasaba en todo el mundo, de primera mano -nos dice-. Asimismo, conocían cada nuevo libro que aparecía y leían acerca del estreno de cada nueva obra de teatro.
Explica Zweig que nada contribuyó tanto a la movilidad intelectual y a la amplísima orientación internacional de Austria como el hecho de que en el Kaffeehaus se discutiera diariamente, en un ambiente amistoso, todos los acontecimientos mundiales. Dice que, gracias a la comunidad de intereses, no eran sólo dos, sino veinta o cuarenta ojos los que obervaban los acontecimientos. De manera que lo que no veía uno de ellos, lo veía otro.
No sé qué opinen Uds., queridos amigos; para mí, la descripción de Zweig se aplica mutatis muntandi al rol que hoy tiene internet en nuestras vidas...
Reflexiones sobre una nueva constitución para Chile, por Javier Edwards
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*Recibí este texto por whatsapp. Copio lo que recibí. Supongo que será de
Javier; pero no estoy segura, ni tengo cómo comunicarme con él para
preguntarle....
Hace 4 años
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