De la entrevista a Hans-Peter Burghof en DRadioKultur, en las vísperas de la visita de Tim Geithner.
Periodista: Los americanos siempre hablan de la bazooka, con la que debemos tranquilizar los mercados financieros. Con esto, se refieren principalmente a la impresión de dinero, a inundar los mercados. El gobierno federal de Alemania ha rechazado, durante los dos últimos años o más, permanentemente esta propuesta. ¿Desde su punto de vista, quién tiene razón?
Burghof: Bueno, quizás porque he crecido en las tradiciones alemanas, yo no creo que se pueda resolver los problemas con una bazooka. Es una extraña comprensión de los mercados de capital, el creer que deben ser tranquilizados lanzándoles dinero para mantenerlos tranquilos.
El hecho es que, en Europa, hemos seguido una política que no ha convencido a los mercados de capitales y hacerlo es el trabajo de los políticos, porque los mercados de capitales no son algo extraño, hostil, donde no hay nada más que especuladores; los mercados de capitales somos todos los que tenemos nuestro dinero y queremos estar razonablemente seguros de que también tendremos una tasa de interés y una seguridad razonables.
Y este inversionista global tiene que ser detener convencido. Pero, los políticos, en muchos países de Europa, esto lo han perdido completamente de vista. Pensaron: ok, no hay problema, en caso de que los haya, me salvará Europa.
Agua Maldita
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Cuenta la leyenda que el monarca Abdul-El-Agreb adoraba el agua. Su
fastuoso palacio, construido en varios niveles, estaba rodeado de estanques
y fuente...
Hace 3 años
2 comentarios:
Es que creo que el objetivo de la bazooka no era resolver problemas sino ganar tiempo(a costa de emitir deuda o elevar el déficit) con la esperanza que con el paso del tiempo las cosas se fueran encaminando solas o con ayuda de los países emergentes que están ajenos a la crisis. Sin embargo, la situación no mejora y el margen de maniobra se está estrechando.
Y pensar, querida Marta, que las teorías económicas parecieran contar con remedios supuestamente infalibles y ultra probados, pero a cada rato en diferentes latitudes caemos en iguales precipicios.
Un beso.
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