Quería escribir este post el lunes por la tarde; pero nos reímos tanto con las fotos (arregladas, según yo) de la Merkel en Oslo (Merkel en Oslo con un profundo dekolleté) que lo he ido postergando... es que, como saben todos los lectores, tempus fugit.
El domingo en la tarde, Milbradt se reunió con "amigos del partido" (esto es, correligionarios, más que amigos) y les anunció que renunciaría. Una decisión realmente überfällig, ya que Milbradt debería haber tomado ya hacía tiempo...
Su antecesor en la cancillería sajona, Kurt Biedenkopf, también era un Wessi (del occidente del país, aunque la familia de Milbradt viene del Este, de Posen hoy Polonia) y también debió abandonar el sillón ministerial prematuramente. Siempre hay una gota que rebalsa el vaso y en aquella ocasión fue el intento de Frau Biedenkopf de obtener rebaja en Ikea por el hecho de que su marido era el ministro-presidente de Sachsen...
Frau Biedenkopf no gustaba de Milbradt, es más, habló pestes de este entonces joven político y funcionario público de hacienda que su marido había importado del occidente. Llegó a decir que era un mal educado (por ponerlo en palabras suaves), porque llevaba su handy colgando del cinturón del pantalón (ojo: eso en Alemania no es bien visto) y otras banalidades.
Pero Milbradt se impuso y el 2002 asumió como ministro-presidente de este Land ejemplar dentro del este de Alemania.
Su gestión fue... buena, hasta que arreció la crisis bancaria en los Estados Unidos, en la que el Banco del Land Sachsen (fundado por Milbradt y la niña de sus ojos, por así decirlo), el SachsenLB tuvo que ser vendido al enado al Landesbank de Baden-Württemberg (LBBW).
Y con un aval por parte del estado de Sajonia que, probablemente, se hará efectivo en su totalidad. De manera que así termina la aventura norteamericana de los sajones: con una deuda de miles de millones de euros.
Milbradt no era especialmente simpático, pero se le perdonaba todo, por tener éxito económico, no en último término, gracias a este banco de fomento que debía actuar dentro de Sajonia (y no fuera, de manera que nadie entiende por qué se metió en un negocio de riesgo como las hipotecas subprime en los lejanos Estados Unidos).
Se lo acusaba de tener una manera despótica y/o dictatorial de gobernar y de ser rechtshaberisch, esto es, pertenecer al tipo de hombres (muy difundido en Alemania, es un serio problema de educación o de mala educación y demuestra la imperiosa necesidad de los padres y las madres lean algo sobre la faltante inteligencia emocional, claro que, nadie da lo que no tiene, como se dice en Derecho romano, nemo dat quod non habet) que siempre piensan tener la razón, nunca dan su brazo y torcer y sostienen que los demás son los equivocados.
Me parece muy conocido... Lamentablemente, porque una cosa es defender lo que una/uno piensa y otra muy distinta es creer que siempre tenemos la razón... Lo que supone que lo sepamos todo... que hayamos comido la sabiduría con cucharita, como se dice en Alemania.
Pero la gota que rebalsó el vaso, esta vez, fue la circunstancia que el matrimonio Milbradt (ambos, es lo habitual en Alemania, donde la separación de bienes no es común) haya recibido un crédito del Landesbank y haya invertido este dinero en un fondo del mismo SachsenLB.
Milbradt se defiende diciendo que él y Angelika compraron un producto de los mismos que el Banco ofrecía a todos los ciudadanos... Claro que era un negocio seguro, porque versaba sobre un inmueble arrendado/alquilado al mismo banco...
En fin, al parecer, el negocio es legal, pero no muy moral o, al menos, no demasiado oportuno.
Milbradt se impuso a Berlín -dicen- dejando como sucesor a Stanislav Tillich o bien Stanisław (ver lo que dice Gabriela sobre la pronuciación de la letra ł, en El chicle y la Cortina de Hierro (1)), el primer ministro-presidente de un Land alemán que pertenece a una minoría, a una minoría eslava, la de los Sorben (por eso el nombre Stanislaw que Uds. conocerán porque es un nombre muy común en Polonia) a la que también pertenece Michael Ballack, aunque Wiki no diga nada (why not?) al respecto.
Sobre Stanisław Tilich, parece que tiene una forma de ser más conciliadora y menos avasalladora, hablaremos en los próximos días.
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(1) "Recuerdo también un día de mediados de octubre de ese año, ya Polonia y yo éramos viejos conocidos, cuando tuvimos por segunda vez en un mes la elección de un Papa, que resultó ser un polaco: el cardenal de Cracovia, Karol Wojtyła. Gracias a Monika, supe que la pronunciación correcta era Woytywa, pues la letra "ł" polaca suena como una W".
Reflexiones sobre una nueva constitución para Chile, por Javier Edwards
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*Recibí este texto por whatsapp. Copio lo que recibí. Supongo que será de
Javier; pero no estoy segura, ni tengo cómo comunicarme con él para
preguntarle....
Hace 4 años
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