Respeto mucho a los esforzados jugadores del fútbol profesional, pero no puedo dejar de reirme con las colecciones de frases de los mismos.
Indudablemente, cuando los entrevistan en el camarín (o a la salida) después de un difícil partido, es lógico que no les podamos pedir mucho intelectualmente, porque un partido de 90 y más minutos debe ser agotador.
Ayer fotografié la propaganda de uno de esos negocios que vende audífonos para quienes tienen dificultades para escuchar (se gana mucho dinero con esto, en Godesberg hay por lo menos tres, es otro de los negocios que florece en una sociedad envejecida como la nuestra).
En ella, se citaba a un tal Andy Möller (lo que son las cosas, en Chile el apellido Möller se considera de lo más que hay).
Andreas Möller es un ex-jugador de fútbol, hoy funcionario del fútbol (oh! la casta de los funcionarios del fútbol... mejor ni comento, valga lo que dije del hombre 20 ayer, ver La FIFA y la Unión Europea : 6 + 5).
Leo en Wiki que es de esos eternamente ofendidos, suspendido varias veces porque siempre culpaba de todo a los demás y él mismo se sentía tratado injustamente. ¡Cuánta gente hay así! Son la carne de cañón de los movimientos políticos extremos en Europa de hoy... y de ayer. Y hoy, dirigente del fútbol...
En fin, tomémoslo con humor, después de todo, me acaba de salir en un test de neurosis en Facebook que estoy "preocupantemente desneurotizada".
La publicidad de la foto dice:
¡Milán o Madrid, lo importante es que sea en Italia!
Los publicistas anotan más abajo:
y, ¡lo más importante es que Ud. escuche bien en cualquier lugar!
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