miércoles, 5 de noviembre de 2008

No hay culpa colectiva de los alemanes


De Radio Praga, ´Héroes olvidados´ borran el concepto de culpa colectiva de los alemanes es que NO hay culpa colectiva (ni pecado colectivo), ni puede haber una sanción colectiva a toda una etnia. Cito:

"Alrededor de tres millones de alemanes vivieron (¿no es vivían? es pregunta del blog) en el territorio de la actual República Checa antes de la Segunda Guerra Mundial. En los años treinta del siglo XX la mayoría de ellos se declaró partidaria de la política nazi del Partido Sudetoalemán de Konrad Henlein que promovía la anexión de las regiones fronterizas del país, los Sudetes, a la Alemania hitleriana. Sin embargo, entre los alemanes checos había también muchos que se opusieron al nazismo y defendieron a Checoslovaquia.

"Los antifascistas alemanes fueron los primeros ciudadanos checoslovacos afectados por las represalias nazis. Tras la firma del Tratado de Múnich el 29 de septiembre de 1938 y la siguiente cesión de los Sudetes al Tercer Reich de Adolf Hitler, fueron detenidos miles de demócratas sociales y comunistas alemanes. Los funcionarios políticos más importantes fueron llevados directamente a campos de concentración.

"Los adversarios alemanes del nazismo en territorio checo eran reclutados principalmente de la capa obrera, pero había entre ellos también campesinos, representantes de la nobleza y de la iglesia, como por ejemplo el obispo de Litoměřice, Anton Weber (...).

"Martin Krsek es coautor de una exposición permanente dedicada a los antifascistas alemanes. Está instalada en la Universidad Jan Evangelista Purkyně, de Ústí nad Labem, como parte del proyecto ´Héroes olvidados´, promovido por el Gobierno checo. Fue Martin Krsek quien durante la investigación en los archivos descubrió un capítulo desconocido de la vida de la famosa estrella de cine alemana Marlene Dietrich (...).

"El presidente de la comisión de supervisión del proyecto ´Héroes olvidados´, Tomáš Kosta, confesó que tenía motivos personales para superar un tabú y abrir el tema de los antifascistas alemanes.

“Pasé tres años en campos de concentración: Terezín, Auschwitz, Buchenwald. Allí supe que no todos los alemanes eran nazis. En el camino a Mauthausen destrozaron a tiros la locomotora y yo hui con un amigo al bosque, estuvimos allí tres días sin agua. Luego vino una mujer joven con un niño de dos años en brazos y nos trajo pan y agua. Si las fuerzas SS la hubieran capturado, la habrían matado a tiros. Luego proseguimos nuestra huida, pero nos tomaron presos unos campesinos que nos entregaron a los alemanes, y allí mataron a mi amigo. Por eso sé que la culpa colectiva no puede existir. Aunque no me di cuenta de ello enseguida, fue cuestión de unos veinte años”.

"Al cabo de la Segunda Guerra Mundial los antifascistas alemanes estaban dispersados por todo el mundo. Los que regresaron a Checoslovaquia fueron afectados por las medidas aplicadas contra la llamada población enemiga. Tuvieron que entregar receptores de radio y cámaras fotográficas y llevar una cinta blanca en la manga del abrigo. Perdieron la ciudadanía checoslovaca y para recuperarla tuvieron que demostrar que participaron activamente en la resistencia contra el terror nazi.

"La atmósfera antialemana reinante en la sociedad obligó a la mayoría de ellos a trasladarse a Alemania. Una pequeña parte de ellos se dirigió a Austria, Suecia, Gran Bretaña, Canadá, EE.UU. y América Latina. En Checoslovaquia se quedaron a finales de los años 40 alrededor de cinco hasta siete mil antifascistas alemanes".


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Marta, este texto es interesante y trata sobre la limpieza étnica de los alemanes en Europa del Este. En prácticamente todos los países de esa región.http://www.iue.it/PUB/HEC04-01.pdf

Lamentablemente la cobardía de muchos no se atreve a reconocer este crimen nefasto donde murieron millones de personas, entre ellos niños y mujeres.

La culpa colectiva es un concepto lamentable, y era lo mismo que hacían los nazis sistemáticamente.

Gabriela dijo...

Imagino que este debe ser un tema complicado todavía, muy sensible para muchas personas.

Marta Salazar dijo...

gracias Iván! lo abrí y es muy interesante! ahora me tengo que ir a la oficina, pero lo leeré en la tarde!

sabes que también hay problemas por los polacos que expatriaron del Este de Polonia (que pasó a la URSS) al occidente, a ocupar las casas que les habían quitado a los alemanes;

el racismo, querido Iván, ha sido muy, pero muy malo y lo sigue siendo. Primero llegaron los nazis y dijeron que los eslavos eran subhumanos; luego los eslavos -y mezclando el marxismo con el racismo- dijeron que los alemanes eran malos y culpables de todo...

eso NO puede ser! somos todos iguales e hijos de Dios, de una sola raza, por así decirlo, pienso yo al menos;

querida Gabriela, así es, mil gracias x el comentario!

gracias Iván!

un abrazo a los 2!

Marta Salazar dijo...

lo que digo de la mezcla de racismo + marxismo, es por esto:

Viaje a Havelberg

que pasaba mucho en el bloque soviético...

Anónimo dijo...

El problema es grave, pero disiento de Iván en varias cuestiones.

Primero porque en cada país se dio de modo distinto. En el estudio que mencionas "se olvidan" de que la decisión de dar nuevas fronteras a Polonia y de que no hubiera alemanes dentro de ellas no fue tomada por ningún mandatario polaco, sino en las conferencias de Yalta y Teheran. Los polacos fueron traicionados no sólo por Stalin.

Luego porque, siendo cierto que en numerosos casos existió crueldad en las expulsiones, está no apareció espontaneamente y sin motivo, sino que vino precedida por años de ocupación brutal. La guerra en el Este poco tuvo que ver con la de Europa Occidental. La reacción pudo ser vengativa, pero la raza no fue en absoluto el motivo, por mucho que interesara a los dirigentes comunistas presentarlo así.

No estoy tampoco de acuerdo en que nadie se atreva a llamar por su nombre al crimen. Eso sí, echar ahora toda la culpa a otros de lo que pasó "después del antes" no me parece un buen paso. Que yo sepa, Hitler no fue elegido democráticamente en Hawai, y no llegó al poder engañando a sus electores.

También hay que revisar las cifras. Vale que una víctima es una víctima y que haya muerto por un motivo u otro no la resucita. Pero no es lo mismo en lo referido al autor, y supongo que cualquier tribunal civilizado lo ve así, asesinar a sangre fría que en pasión, o causar la muerte por hambre accidentalmente o morir por enfermedad.

Marta Salazar dijo...

gracias Higinio!