Hace algunos días, en Frankfurt an der Oder (o sea, plena Alemania Oriental) se enterraron, en un cementerio judío creado para estos efectos, en el lugar, en que miembros de la SS, mataron, en febrero de 1945, 589 varones judíos y los "enterraron" en una enorme fosa común.
Los asesinados provenían del campo externo Lieberose, dependiente del campo de concentración Sachsenhausen. El total de los asesinados, es, en todo caso, de 1.342; sin embargo, nadie sabe (???) dónde está el resto de los cadáveres (753).
Entre 1958 y 1971, las autoridades comunistas exhumaron parte de los restos... desde la Kiesgrube (¿cómo se llamarán en castellano?) en Jamlitz, y los guardaron -como prueba de la posible comisión de un delito- en un archivo de la Stasi o policía de seguridad estatal, en cajas de zapatos... sin clasificar, ni interesarse mayormente por la identificación de las víctimas. Sacaron los dientes de oro (un kilo) y los mandaron en un saco, al Ministerio de Hacienda de la república democrática alemana.
En aquel entonces, aunque los habitantes del lugar sabían de quiénes eran los huesos, callaron... y hoy, se dice que si alguien pregunta mucho, los perros muerden...
Pero no quiero contar esta tristísima y terrible historia, de lo que quiero hablar brevemente es acerca del doble standard con que se veía (ve) la shoa en las "dos partes de Alemania". ¿Y por qué? Esto explicaría, por lo demás, en parte (sólo en parte, no soy monocausalista) la existencia de movimientos nacionalistas socialistas, de skin heads y otras plagas, al "otro lado del país".
En resumen -y esta es la explicación que dan los historiadores-, el gobierno de la RDA trató de presentar los campos de concentración como llenos, fundamentalmente, de luchadores "antifascistas"; y todo tipo de rebelión, de resistencia frente al nacional socialismo -dentro y fuera de los campos de conentración, ver Merkel recuerda también a los miles de muertos del campo soviético de Buchenwald- como parte de la lucha antifascitas.
Se dejó de lado entonces la realidad de la shoa, del exterminio de seis millones de personas de origen judío en campos de concentración del III Reich. Poniéndose el acento unilateralmente, en los movimientos de resistencia -por ellos, catalogados como antifascistas- que pudieron surgir, tanto en los campos de concentración (ver artículo recién citado) como, en general, en la Alemania nazi.
Esa es la explicación que da la historiografía alemana reciente y la encuentro bastante plausible... Después más.
Ver: Früheres jüdisches Massengrab zum Friedhof geweiht / Fortgang der der Suche in Jamlitz noch unklar, "Wie eine innere Befreiung", "Wie eine innere Befreiung" y el artículo del SZ enlazado más arriba.
2 comentarios:
Terribles historias Marta que no deben ser olvidadas jamás para que no se repitan (gracias por tratarlo). Buscar o tratar de dar explicaciones a esos momentos negros que tanto marcaron al mundo, a esa “ideología del mal” es casi imposible. En el fondo y se trate de cien, mil o un millón (estoy pensando en voz alta) es un profundo odio y soberbia que se apodera del hombre que busca ser un dios para definir su propio destino y el de los demás sin lograrlo. Un tema en el fondo decididamente apasionante pero no fácil de comprender ni de explicar si es que admite explicaciones, una fisura, una quebradura de la civilización.
así es querida amiga, así es... un abrazo muy fuerte y gracias x pasar x aquí!
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