El Rhein-Ruhr-Institut für Sozialforschung und Politikberatung, de la Universidad de Duisburg-Essen, junto con un team de investigaciones sobre extremismo/terrorismo del BKA (Oficina federal de Policía) publicó la investigación titulada "Die Sicht der Anderen" = el punto de vista de los otros.
En él, se analiza las respuestas de 39 hombres extremistas /terroristas. De ellos, son 24 extremistas de derecha, nueve de izquierda y seis islamistas. Lo que no es representativo, pero los resultados sí son significativos, nos explican los expertos.
31 de los 39 han sido condenados por delitos cometidos. La mayoría son personas que se ganan la vida con trabajos ocasionales o bien... en la llamada economía informal (o "negra" como se dice en alemán).
La primera conclusión es que, en sí, la radicalización de los extremistas tiene más en común que las diferencias ideológicas que los separan. En la vida de cada uno de ellos, aparecen quiebres que, en muchos casos, llevan a romper con la propia familia de la que proceden. Se dice que las causas de la radicalización se encuentran ya en la primera infancia, en que la violencia intrafamiliar fue algo natural para ellos.
Los expertos ven una causa importante de su radicalización en el hecho del quiebre familiar. Los entrevistados abandonaron sus hogares tempranamente, incluso antes de cumplir la mayoría de edad. Y, pese a que ha pasado tiempo, no se han reconciliado con sus padres.
Estos jóvenes se refugiaron en sustitutos de la familia, en peer groups, en una clique (clan, pandilla), que reemplazó a la familia y cuyos peers pasaron a ser los hermanos sustitutos.
En cuanto a la vida escolar, los extremistas de derecha se sentían amenazados por los muchos hijos de extranjeros; en algunos casos, tuvieron contacto con sectores de pequeños criminales extranjeros que se aprovecharon de ellos, de ahí su odio a los extranjeros.
Tanto los extremistas de izquierda como los de derecha fueron escolares confrontados con el fracaso escolar (muchos de ellos repitieron un curso). Presentan biografías escolares rotas y debieron cambiar de colegio.
Los islamistas, por el contrario, se sentían degradados y considerados socialmente inferiores (mirados en menos), en el colegio.
En todos los casos, se trata de sentimientos no estructurados de rabia, miedo y envidia, reformulados posteriormente a través de una ideología. Contrariamente a lo que ocurre con los extremistas de izquierda y de derecha, los islamistas intentaron estudiar y aprender.
Religión y política -continúa el estudio- no tienen una gran relevancia en la radicalización. Incluso, en el caso de los islamistas, ellos no se distinguían por ser especialmente religiosos.
Curiosamente -o no, pienso yo- en sus acciones delictivas, el factor "diversión" (Spaß) y el de la "acción" (Action, el anglicismo que se usa en alemán) jugó un papel principal. Las consecuencias de estas acciones, no eran tenidas en cuenta, sólo el aspecto de la diversión y de la Action. De sentir con la víctima (empatía), quien quiera que esta haya sido, de esto no sabían nada...
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