Un amigo mío, es heredero de una editorial importante en Alemania (diarios, revistas, tv y libros). Desde su laptop, se decidió a escribir comentarios en el blog de un conocido periodista. Hasta ahí, todo bien.
Lo complicado moralmente es que escribió usando distintos pseudónimos, que incluso discutió, con sus distintas personalidades, consigo mismo.
El blogger dióse cuenta, para lo que le bastó mirar los IP de sus visitantes y comentaristas y lo denunció públicamente (en su blog, claro). Lo leyeron los medios, lo leyó su editorial, lo leyó su papá.
Le preguntaron qué había hecho. Él respondió que él no había escrito los diversos comentarios con distintas identidades. Aseguró que le habían sacado el laptop sus colaboradores sin preguntarle antes y...
Nadie le creyó y con razón... Tuvo que renunciar a su puesto en la editorial de la familia -pese a que, como digo, era el heredero- e irse de vacaciones. Por algunos años, por lo menos.
Esto es lo que pasa -al menos en Alemania- cuando usas varias personalidades y no eres lo suficientemente valiente como para dar la cara y decir claramente quién eres.
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