En el partido de izquierda, no cesa la crítica a sus co-jefes, Gesine Lötzsch (la que dice que hay varios caminos para llegar al comunismo, pero que el comunismo es el fin) y Klaus Ernst (que maneja su Porsche hacia el paraíso comunista).
No crean que es un partido (y un pensamiento) muy importante en Alemania. Alemania, pese a que, de aquí salió el marxismo, ya no es un país con una intelligentsia (perdonen por usar palabras no espanolas, es una de las críticas de Vicente, aquel que advierte de que no caigan en mis redes ) marxista o filomarxista muy fuerte, eso ya es cosa del pasado, al menos en Alemania. He escuchado que en países como Portugal y Grecia, los partidos marxistas son fuertes, aquí no.
En efecto, el Partido de Izquierda pierde cada vez más adeptos. Lo que es bien lógico, dada su estructura de edad. Y a Gysi (que ya se retiró una vez de la política, pero tuvo que volver, porque no había quien lo reemplazara) se lo ocurrió nada menos que un comeback -uno más, porque ya van varios- de Oskar Lafontane o el Napoleón del Sarre ;)
Esto ha llevado a que algunos nos preguntemos si tenemos que reciclar, una y otra vez a viejos políticos. La semana pasada, se planteó la dimisión -dimitirá- de Westerwelle como jefe de la FDP (por ello, yo escribí este artículo ¡Gracias Guido Westerwelle!, que un periodista espanol calificó de homofóbico, PLOP!).
Por lo que yo y otros, planteamos la posibilidad del admirado y popular Hans-Dietrich Genscher como nuevo jefe de los liberales alemanes ;)
Es como para sentir el peso de la geronocracia
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