sábado, 12 de enero de 2008

Ferdinand Piëch y Lamborghini


Esta semana le tocó a don Fernando -el patriarca de la Volkswagen- acudir a los tribunales en Braunschweig.

Por el caso de la multimillonaria malversación de fondos, en que la empresa automotriz compró a los representantes de los sindicatos (que participan en la gerencia de la empresa, gracias a la co-gestión), pagándoles sueldos millonarios, además, de viajes de vacaciones (solos, sin familias, por supuesto), prostitutas, visitas a prostíbulos y clubs de esos donde bailan mujeres sin ropa, además, de viajes de las prostitutas (y de las amantes) a Alemania, incluída su lujosa estadía. Y un largo etcétera.

Sin duda, una loa a la co-gestión.

Piëch se mostró como lo que es... Dijo que él no sabía nada de nada...

Y se permitió corregir (me lo imagino live, después de todo, Piëch es un jefe) a un abogado que, teóricamente no sabía -según Piëch- cómo se pronuncia el nombre de los caros vehículos deportivos de la marca Lamborghini.

Ferdinand (nieto de Ferdinand Porsche, ciudadano checo que tuvo que renunciar esta nacionalidad y adoptar la alemana a instancias del mismo Hitler) dijo riéndose:

"Todo el que se pueda comprar un Lamborghini, puede pronunciar el nombre cómo quiera. Quien no se lo pueda permitir, tiene que pronunciarlo bien" (1).

Yo mandaría a este hombre (70) un camp de educación... después de todo, como es un extranjero... Piëch es austriaco.
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(1) "Jeder, der sich einen Lamborghini kauft, kann den Namen aussprechen, wie er will. Wer sich ihn aber nicht leisten kann, soll es richtig sagen."


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