martes, 8 de abril de 2008

Ingrid Matthäus-Maier


Una triste noticia para todos sus admiradores en la blogósfera (ver Compre el IKB).

Ingrid Matthäus-Maier renuncia inesperadamente -y el Rheinische Post dice que llorando- a su puesto directivo en el banco estatal KfW.

El Süddeutsche dice que algunos han visto confirmada su teoría de que las mujeres no sabemos ni de números, ni de economía (claro, considerando la educación unilateral que se da en Alemania a los niños, no me extraña que muchas mujeres no puedan manejar cifras, ni dinero, esto, entre paréntesis).

Renuncia debido a la crisis del banco de fomento IKB. Ella dice que no quiere exponer más su cabeza por los errores de otros...

También dice que renuncia por razones personales y de salud... en qué quedamos, ¿cuáles son las razones de la renuncia?

Los políticos de todos los partidos, desde la SPD (a la que pertenece Ingrid, después de haber pasado por la FDP) hasta la CSU (en la persona del ministro de economía Glos, por si alguien no lo conoce, es el ministro de econonomía que, en realidad, debería haber sido ministro de defensa, pero por los juegos políticos de Stoiber, no pudo serlo y se tuvo que conformar con el premio de consuelo del gabinete de economía. He escuchado de empresarios alemanes decir que el ministro de economía es, por definición un Hampelmann (Jumping jack, en inglés, no tiene traducción al castellano) que no decide nada).

En fin, como decía un demócrata cristiano esta mañana: si ella dice que se retira del banco por cuestiones personales, debe ser por eso. ¡Y este político CDU decía en serio!

Lo que a mí me parece que sería positivo es que se cuestione, una vez más, la existencia de estos bancos de fomento con alta participación estatal.

Es evidente que ella no pertenecía al directorio del IKB. Y que, por tanto, no es la única responsable; pero sostener que ella ha sido el chivo expiatorio -como ha dicho algún político- es sinceramente, too much. Increíble como la clase política se une para defender sus hijuelas, sus posesiones, los puestos en la economía estatal.

En fin, Ingrid se va a su casa con una jugosa jubilación y quizás, con una indemnización, no sabemos.

Cuando un banco privado comete un error y pierde dinero, al menos aquí en Alemania, quienes "pagan" son los accionistas, esto es, sus propietarios. Cuando un banco estatal o semi-estatal o cuyas acciones pertenecen mayoritariamente al estado federal, quienes pagamos somos todos.

Ayer algunos hablaban de la máquina para cremar billetes que son los bancos estatales en Alemania. No dejan de tener razón.


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