Es la continuación de La ley nos protege contra los totalitarios ser: el modo de pensar no puede ser castigado, sino sólo el comportamiento externo
El periodista pregunta a Rhonheimer cómo garantiza el estato un minimum morale. Y pone un ejemplo reciente: la Iglesia católica de Malta se ha pronunciado en contra de la legalización del divorcio. ¿Puede imponer un bien privado de los católicos a toda la sociedad, o puede privar el estado a sus ciudadanos del divorcio?
Martin Rhonheimer responde: Es una pregunta difícil. Según la concepción católica, el matrimonio es indisoluble, ya desde el derecho natural, porque para ser permanente y esto está confirmado por la Revelación. No hay verdadero amor que no diga "para siempre" y "pase lo que pase" (für alle Fälle). Teóricamente, esto se puede comprender con la sola razón. Un fracaso se puede vivir, sin embargo, sólo mirando la cruz, o sea, en la fe (Lebbar ist ein Scheitern aber meist nur mit dem Blick auf das Kreuz, also im Glauben). Asimismo, el conocimiento humano está empañado por la situación en la que los seres humanos se encuentran como consecuencia del pecado original. Tal vez, sólo puedan comprender los católicos la naturaleza indisoluble del matrimonio natural, para ello cuentan con la ayuda del magisterio de la Iglesia. En tanto cuanto esto es parte de la ley natural, en principio, obliga a todos y, el estado podría, reglamentarlo en este sentido. Sin embargo, en una sociedad pluralista y democrática ello no es posible, porque en la sociedad no se puede hacer ninguna ley con la que la mayoría de la gente no esté de acuerdo. El derecho natural no es un derecho vigente, sino que es un metaderecho, una medida, ante la cual se mide la justicia del derecho positivo vigente. No se puede recurrir al derecho natural para pedir la revocación del derecho vigente. Y esto está bien así, en tanto el estado no sea un verdadero Unrechtsstaat (por tal se entiende en alemán, un estado en sí, injusto).
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