Que la juventud es a la que peor le ha ido -durante la crisis- en los países del sur del euro, de eso no hay duda, por qué es la pregunta que se hicieron dos investigadores de la universidad de Frankfurt an der Oder (Georg Stadtmann y Oliver Hutengs) y cuyos resultados aparecieron en la prensa esta semana.
Si se analiza las cifras de desempleo entre el 2008 al 2012 y se copara el desempleo juvenil, frente al desempleo no-juvenil (esto es, de los adultos), llegamos a los siguientes resultados:
En Grecia, el desempleo juvenil aumentó a 28,4%. El desempleo de los mayores, aumentó sólo en un 13,8%. Esto nos da una diferencia de 14,6%.
En Portugal: desempleo juvenil aumentó en ese periodo a 17,5%. Desempleo de mayores: 6,6%. La diferencia es de 10,9.
Italia: 13,4%;
0,9% y la diferencia de 12,3.
Espana: 28,4%. 12,9% y la diferencia es de:15,5%.
Irlanda: 17,3%. 7,8%. Diferencia: 9,5.
De manera que, se puede decir que el desempleo juvenil dobla -en estos países- el desempleo de los mayores. Asimismo, en Italia, por ej., la crisis ha pasado casi desapercibida entre los mayores, donde su cuota de desempleo aumentó apenas en un 0,9%. ¿Por qué? ¿Cuál es la causa de esta situación?
Para ello, hay que analizar lo sucedido en los países que tienen un mercado laboral flexible:
En Alemania, el desempleo juvenil ha bajado -en ese periodo de tiempo- en un 2,4% y el desempleo de los mayores, en un 2%.
En Austria, aumentó el desempleo juvenil en un 0,8% y el desempleo de los mayores, en un 0,5%.
Bélgica: 1,1%; 1,3% respectivamente.
Holanda: 3,2%; 2,2%.
Comprobamos que en ellos, ambos índices (desempleo juvenil y de mayores) ha caminado al mismo tiempo...
Para estar seguros, hay que analizar el mercado laboral no sólo en tiempos de crisis, sino en época de bonanza. Para ello, los dos autores revisaron las cifras entre 1983 y 2011. En ese largo periodo de tiempo, se observó que la diferencia entre el desempleo juvenil y el de los mayores, está fuertemente presente. Y que
no es un fenómeno producto de la crisis.
Más bien es la consecuencia de la inflexibilidad de las leyes laborales que impiden el despido; pero, al mismo tiempo, impiden la contratación, en puestos estables, de gente joven.